De esta misma definición se desprende que existe desde los orígenes de la Humanidad, y como sea que viene empleándose desde hace miles de años, sus técnicas son bien conocidas y experimentadas, no existiendo el riesgo de efectos secundarios imprevistos.
Su aplicación no es agresiva, ni dolorosa, ni mutilante, no contamina ni tortura, no requiere ni tratamientos peligrosos con aparatos caros o complicados y es de empleo fácil, universal y muy económico.
Precisamente por todo ello no disfruta de grandes campañas de márqueting, pero sus mejores propagandistas son quienes no habiendo conseguido recuperar su salud aun habiendo gastado grandes cantidades de tiempo y de dinero, por fin mediante ella han encontrado alivio y aun solución a sus problemas, incluso en ocasiones diagnosticados como insolubles y terminales.
El principio básico de la Medicina Natural es que el ser humano, cuerpo, mente y espíritu interactivos e interdependientes, es capaz de mantener y de recuperar su normalidad funcional si no se ponen trabas al espontáneo y normal fluir de su energía, que precisamente recibe de la Naturaleza no contaminada y del entorno saludable.
En la actualidad está bien demostrado que la vida y el nivel de calidad de vida es un problema fundamentalmente energético.
Para normalizar el fluir de la energía en el ser humano, la Medicina Natural dispone de una gran variedad de técnicas, que pueden utilizarse más o menos conjuntamente según las necesidades y condiciones del paciente.
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